Día 3


Martes 7 de Noviembre de 2017
Petrohué. Chile – Bariloche. Argentina


Termina el día 3 de pedaleada y tantas emociones mezcladas por el cansancio que me había  olvidado de escribir. Hoy Fernando mi anfitrión tenía el desayuno a las 8.30 Una incesante lluvia de toda la noche me hizo pensar en que hoy me la pasaba mojado. Al principio no fue así. Me cruzaron en bote hasta el puerto donde zarpaba el primer Catamarán en el Lago de Todos los Santos. Que nervios. Subir la bici, las alforjas, el ticket que previamente había comprado desde mi casa, el despliegue de gente que por ser Noviembre me sorprendí, hasta que al fin zarpamos. Empieza el Cruce Andino por Paso Rosales.


Pasamos x una isla, por una cascada, paisaje y más paisaje.  Las caras y las voces de todo tipo de lenguaje evidencian que el catamarán está lleno de extranjeros. La gente viene a conocer.
Es un lugar único.
Después de casi dos horas llegamos a Peulla. Armé el equipaje en la bici y a correr. El día de hoy eran tres catamaranes que tenía que tomar, con horarios establecidos, y debía llegar con la bici a tiempo al próximo que estaba del lado Argentino.



Aduana,  saludos y bienvenida la lluvia. A fondo y  sin auriculares empieza a sonar la música natural del ruido de los arroyos, cascadas, el repiqueteo de la lluvia en mi casco y alguna que otra piedra rebotando en la bici.  Me abro camino a paso firme.  Después de 20km comienza la acción.
Una subida de 8km, mortales. Me ayude con  todo lo que llevaba: frutos  secos, gomitas, galletitas y fruta. Al fin subí y ni contar como bajé.  Feliz por estar en mi país, se notaba por el estado del camino. Jeje. 


Llego a Frias hecho una sopa y con frío.  Hice los trámites de aduana, ropa seca y al segundo catamarán. Solo 20 minutos de navegación. Llegamos. “El ciclista primero dijo el capitán” Abajo y a correr nuevamente pero solo 3 km hasta Puerto Blest. Un catamarán grande esperaba y más gente. Subo todo y a disfrutar del viaje.


Llego a puerto Pañuelo con la alegría de ver que Cris me estaba esperando.  Subimos el equipaje al auto y a rodar solo un km hasta llegar a lo de Katy.
Un día cargado de emoción, de esfuerzo  y felicidad por cerrar la etapa de Chile con cruce incluido, de manera perfecta.