Día 8


Domingo  12 de Noviembre de 2017
Puesto abandonado – Laguna en algún lugar de la meseta


La mañana arranca en un lugar tranquilo, sin viento y con sol. ¿Acaso estoy soñando? No, es un despertar único cargado de energía para comenzar a rodar en esta  vibrante meseta.
Arranco adentro de un mallín, y luego de enganches, tranqueras,  cortadas y caminitos pude llegar al dichoso cruce para subir. Un punto bien referenciado en mi mapa, planificado desde mi computadora y que ahora estaba parado justo en él. 



Los primeros km hermosos hasta q empezó la piedra. Y más piedra.. Se hizo difícil avanzar.
El ir lento pesa en mi mente. Me subo y me bajo de la bici muchas veces. Paso x todos esos lugares  y puestos que veía en los mapas. Pase x la laguna de Don Vicente y nada. Pase x otra y no quise meterme (Gimenez). Era temprano. Quise seguir hasta lo de Garcia. Paso por Cayupán.



Se me rompe el portaequipaje, un tornillo descabezado e incrustado en el cuadro hace que me ponga nervioso. Muchos nervios para arreglarlo y lo hice apurado. Me llevó tiempo pero lo logre reparar. Sigo a lo de Garcia. Llego. No hay nadie y no hay agua. Empieza a complicarse la cosa. Decido seguir. Es de noche y llego a una laguna y por suerte encuentro un  lugar pequeño para  acampar. A todo esto me estaba quedando sin agua, estimo que me quedaba dos vasos. Mi ánimo decae pero sigo. 



Ceno latas y junto agua para potabilizar y pilotearla un poco al día siguiente. El agua de la laguna no me gustaba porque hay muchos animales que se asoman a tomar de ella, pero no quedaba otra.  Veo luces misteriosas en el horizonte, y no fue que me afectaran los 71km del día. Muy interesante, pero ya cansado me apago solito.
Segunda noche en la meseta. Hago la rutina menos escribir. Estaba en emergencia.